Depresión infantil: cómo identificarla.
- Jairo Figueroa
- 28 jun 2016
- 2 Min. de lectura

La depresión, que anteriormente solo se diagnosticaba en personas adultas, está cada día haciendo sufrir también a los niños. Ya no son sólo los adultos los que se deprimen. La depresión infantil puede surgir en cualquier edad a causa de "cambios importantes y estrés" como resultado de la pérdida de los padres, un divorcio, problemas familiares, etc.
Aproximadamente, el 5% de los niños padece de depresión en algún momento. Los niños que viven con mucha tensión, que han experimentado una pérdida familiar o que tienen desórdenes de la atención o de la conducta, o presentan dificultades en el aprendizaje o problemas de salud mental, corren mayor riesgo de sufrir depresión.
Cada niño es único en su forma de ser, en su personalidad y en la manera de aceptar los cambios que se producen en su vida. Para sospechar que un niño tiene depresión, es necesario conocer muy bien al pequeño y saber qué es realmente normal en su comportamiento. No hay que apresurarse a sacar conclusiones. Padres, tutores y profesores deben estar atentos cuando algún niño presenta varias de las siguientes características:
Está continuamente triste o llorando con más facilidad.
Ha perdido el interés por los juegos preferidos y por la escuela.
Se aleja de sus amigos y de la familia.
Presenta una comunicación pobre.
Se aburre y se cansa con facilidad.
Presenta menos energía o concentración.
Está irritable o demasiado sensible frente a pequeñas frustraciones, montando rabietas o berrinches con más facilidad.
Se le nota extremamente sensible hacia el rechazo y el fracaso.
Expresa baja autoestima, depreciándose a sí mismo.
Elige "finales tristes" para sus cuentos y representaciones.
Se comporta de una manera agresiva.
Se queja constantemente de dolores tales como de cabeza o de estómago.
Duerme demasiado o muy poco.
Come demasiado o muy poco.
Sufre alguna regresión, como que se la pase hablando como un bebé o se orine en la cama cuando ya no lo hacía.
Habla de suicidio.
Habla de escaparse de casa.
Con niños de hasta tres años, las señales para preocuparse empiezan cuando esos niños parecen tristes o decaídos, aun cuando sus padres o sus personas de apego les están consolando. Pueden, incluso, que se peguen desesperadamente a quien se ocupa de ellos o que dejen de comunicarse. La depresión en esos niños está casi siempre conectada con el cambio o pérdida de la persona responsable de su cuidado, o cuando quien les cuida no es capaz de responder a sus necesidades.
Mantener una buena comunicación con los pequeños es una de las mejores herramientas para ayudarles al momento de la depresión, inclusive puede ser un factor de prevención. Recordemos que, a la mayoría de los niños su falta de madurez los hace más vulnerables, y no siempre saben describir lo que sienten, por eso, conocer las causas y los síntomas de la depresión infantil para ayudarles a superarlo es una de nuestras principales labores.
Créditos a http://www.webconsultas.com/mente-y-emociones/familia-y-pareja/depresion-infantil-12305
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