Dispraxia (Trastorno de la Coordinación en el Desarrollo)
- Priscila de Dios
- 16 ago 2016
- 2 Min. de lectura

La dispraxia consiste en una inmadurez en el modo en que el cerebro procesa la información, que da lugar a que los mensajes no se transmitan bien. Los niños con dispraxia pueden tener problemas de coordinación de movimientos (en algunos casos, presentan dificultades de coordinación entre la boca y la lengua, dando lugar a un problema de lenguaje), de percepción y de pensamiento.
Aproximadamente uno de cada 20 niños padecen en algún grado este trastorno que afecta a los chicos cuatro veces más que a las chicas.
Principales características:
Frecuentemente los síntomas de dispraxia los perciben los padres muy pronto porque el niño puede tener problemas para:
Conseguir hacer las cosas tan normales como sentarse, gatear, andar.
Concentrarse en un juego, cuento, etc.
Tomar objetos pequeños.
Adquirir el lenguaje.
Hacer un rompecabezas o un juego de clasificación.
Tomar un lápiz.
Comprender los conceptos espaciales de en/sobre/detrás, etc.
En la clase, el alumno con dispraxia se enfrenta a numerosas dificultades:
En las actividades con juegos (particularmente cuando hay que lanzar y cachar una pelota u otra cosa), en música y en clases que impliquen movimientos.
Para seguir instrucciones secuenciales.
Para vestirse, atarse los zapatos.
Con la escritura a mano.
Con el uso del cuchillo y tenedor.
Confusión con la lateralidad, el niño cambia de la mano derecha a la izquierda.
Incapacidad para reconocer el peligro potencial.
Además, estos niños pueden mostrar una irritabilidad general en hábitos sociales muy limitados; se fatigan fácilmente y necesitan periodos de descanso. Los alumnos mayores pueden tener malas posturas y escasa conciencia de su cuerpo, se mueven con torpeza.
¿Cómo podemos ayudar?
Ofrecer una supervisión extra y ánimos para que sigan trabajando.
Dar instrucciones claras, sin ambigüedades y comprobar que el alumno la comprendió (es posible que no entienda el sarcasmo y la ironía).
Asegurarse de que la silla del niño le permite tener ambos pies en el suelo, de que el tablero del pupitre esté a la altura del codo y sería ideal que se pudiese inclinar para trabajar.
Situar al niño para que pueda ver directamente al profesor y así distraerse lo mínimo.
Limitar lo que tiene que escribir dándole hojas ya impresas o grabaciones.
Cuando tenga que usar pluma y papel, intentar sujetar el papel a la mesa para que el alumno pueda escribir sin que se le mueva.
Fraccionar las actividades y hacerlas paso a paso.
Hacer que elniño no copie mucho del pizarrón; si es necesario, usar colores y fraccionar adecuadamente en pequeños trozos para ayudarles a seguir el texto.
Darle tiempo extra para terminar el trabajo.
Enseñarle estrategias para ayudarle a recordar cosas y organizarse.
Fomentar una relación de compañerismo con otro alumno que le pueda ayudar en algunas situaciones.
Elogiar mucho sus logros y animarlo.
Con la ayuda adecuada y estímulos positivos, los niños con dispraxia pueden obtener una buena escolaridad. Se debe hablar con los padres porque quizá hayan encontrado soluciones a algunos problemas.
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